5 de noviembre de 2009

P u n t o

En esos momentos de ansiedad, de despojo de la realidad, donde se olvida el deseo y se atiende a la necesidad creada, no existente.
Con una presión fuerte en la cabeza, una prisión constante de ideas, que se encierran en un minúsculo cuadrado. Todo vuelve al mismo punto, el de inicio; preguntarse ¿Por qué? Siempre al mismo punto, punto vacío, innecesario y doloroso. No esta, no esta, no va a estar nunca mas, muchas cosas se pierden no se transforman, quedan en ese punto de vació, quedan y desaparecen.
Y las pequeñeces de las personas se convierten en gigantes ante el vacío, mucho mas que antes las extrañas. Simplemente se fue. No desapareció, se fue. De tu lado, quedaste sin una parte, sin un apoyo, sin un sostén, sin una risa, con una lagrima, ni una despedida.
Ese mundo que se había creado se cae, en miles de pedazos, así queda, como papel picado. No se puede volver armar aunque se junten los pedazos, siempre van a faltar, el mundo nunca va a estar completo sin la pieza que falta.
Te encerras en tu propia prisión, en tu propio cuadrado, en tu propio mundo arreglado. Querer ver por los costados por las hendijas es imposible, solo seguir una dirección… la que creíste correcta y ¿ahora que todo cambio que pensas hacer? El laberinto se cierra cada vez, mas cerca las paredes y el suelo. Es un camino sin salida.

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