La luz que entra por la ventana le da en la cara.
El espejo, ese reflejo ilusorio de la realidad. Se mira en el espejo y ahí están, esos ojos, esos malditos ojos que nunca mienten y que en más de una ocasión le causaron grandes dolores de cabeza. No quiere mirar (te) - sabe que pueden hablar.
Sale.
Camina unas cuadras y no deja de pensar en ese otro par de ojos que vio . Donde vuelva a mirarlos su corazón se va a encontrar y reclamar a gritos libertad.
Su corazón no se va a calmar y sus ojos no van a dejar de mirar. En el fondo ese es su plan aunque le cueste poder callar.