27 de marzo de 2011

Tardes II





En ese cuaderno escribía todas sus aventuras, todas sus alegrías, todas sus tristezas, cada cosa que le sucedía.
Lo guardo, en un cajón bajo llave.
Durante mucho tiempo no sintió la necesidad de abrirlo, ni para escribir ni para leerlo... no entendía porque, si cada día vivía emociones, todos los días había algo que anotar. 
No, pero nada era como eso que esperaba.
Un día se encontró sentada, mirando a su alrededor y lo comprendió.
Ahora no tenía necesidad de escribir en su cuaderno, cada recuerdo, cada palabra, cada sensación estaba guardada, pero en otro lado; ahora tenía con quién compartir sus aventuras, sus alegrías, sus tristezas... 
El cuaderno se escribía solo a cada momento... 

1 comentario:

  1. Hermoso!!
    Opino lo mismo, queda guardado en el corazón, sin lapicera, papel o formato de word.

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